29 nov 2009

Vendepatrias










Me preguntaba, a propósito de las convulsiones nacionalistas que afligen a España, sobre el concepto moral de traición; concepto que se compadece del insulto que se suele oír en las manifestaciones del País Vasco, "vendepatrias".







El conflicto se hace insoluble; quienes somos partidarios de que lo mejor para el País Vasco y Cataluña es permanecer en España podríamos caer en la tentación de descalificar a los nacionalistas como traidores y éstos podrían calificarnos como traidores, a su vez, a las patrias vasca y catalana.









No pretendo, en este escrito, justificar con razones mis ideas o mi apuesta política ni, ahora, refutar a mis contrarios sino encontrar un terreno común, entre los campos moral y político, del concepto de traición y la libertad de opinión y opción política.






¿Quién puede juzgar, en el terreno moral, como traición una opción política, ya sea la unión o la secesión, deslindando el interés en la sociedad y el interés personal? El único ser en condiciones de penetrar en la mente de las personas es Dios o en todo caso nosotros mismos en la soledad de la noche.









Haber jurado una bandera o haber hecho profesión de fe pública no da la completa seguridad, pensemos en el espía o el quintacolumnista, traidores para unos y héroes para otros.









Luego, existe el concepto de traición para los militares, que está exento de condicionantes morales y sólo los tiene operativos, es traidor el que estorba las operaciones militares e interesa acusarlo de eso.






Pues bien, como aquí estamos en tiempo de paz y aplicando desde fuera los principios de buena fe y confianza legítima, tendremos que respetar unos y otros las ideas del contrario, ya sean los nacionalistas las nuestras y nosotros las de ellos, para encontrar un terreno en el que debatir razonablemente.


















El artículo 16 de la Constitución Española dice: "Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la Ley".










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