24 ene 2010

El sueño del mono loco











Hace años trabajé en una oficina de farmacia en la que se constituyó una tertulia. Mi padre y algunos amigos, suyos y míos, venían a última hora de la tarde y pasábamos un rato.









Uno de ellos era, ya murió, psiquiatra y también era un cachondo mental, solía decir que no existe nadie de libro ya que las exigencias de la ciencia para considerar a alguien mentalmente sano, en buena medida, son contradictorias.





















Así, sólo podemos aspirar a mantener un precario equilibrio, siempre temporal, con nuestra cordura. Quien no puede, pues se le va la olla y hay que encerrarlo; es un decir. En aquella época se estrenó una película de Fernando Trueba, "El Sueño del Mono Loco".
















El psiquiatra decía que nuestra locura como especie venía de haber escapado de la animalidad de los monos. Estos animales, siguiendo sus instintos y rutinas, se adaptan a la naturaleza que en cierta forma los ha creado. El hombre escapa de esa condena pero a cambio está loco, es consciente de sí y de su muerte, y la verdad eso es casi peor.





















Los hombres han vivido la mayor parte de su historia como cazadores recolectores, pero un día fueron conscientes de sí, empezaron a dialogar con ellos mismos utilizando un lenguaje complejo que permite razonar y ya sabemos que los sueños de la razón engendran monstruos. Cambiaron su sociedad a una cultura agrícola y, en los últimos tiempos, a sociedades industriales y de servicios; pero claro cuesta adaptarse, todo cambia y cuesta adaptarse.






















De ahí que nuestra vida sea el sueño de un mono loco.

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