2 mar 2010

El pensamiento español hegemónico

El término "Escuela de Salamanca" se utiliza, de manera genérica, para designar el renacimiento del pensamiento en diversas áreas que llevó a cabo un importante grupo de profesores universitarios españoles y portugueses, pero especialmente los teólogos, a raíz de la labor intelectual y pedagógica de Francisco de Vitoria, en lo que es hoy la Universidad de Salamanca.



















No cabe duda que el influjo de la Escuela se debió de sentir en otras naciones, puesto que muchos de los componentes de la Escuela dieron clases en universidades fuera de España.

















Se inscribe dentro del contexto más amplio del Siglo de Oro español, en el que no solamente hubo una eclosión de las artes, incluso en Salamanca donde floreció la Escuela Salmantina, sino también de las ciencias lo que se manifiesta especialmente en esta Escuela.



















Además de que, por su evolución posterior, en España no interesaba seguir por los caminos marcados por los profesores de Salamanca, su reconocimiento internacional ha sido muy tardío, pues las naciones protestantes (la mayoría de las que han escrito la ciencia a partir del siglo XVIII), no debían sentirse cómodas reconociendo la modernidad de unos teólogos que fueron punteros en el Concilio de Trento.









Sin embargo, poco a poco su labor se va rescatando del olvido y, por ejemplo, hace medio siglo Joseph Alois Schumpeter reivindicó la aportación de los salmantinos al origen de la Ciencia económica (en la corriente de pensamiento económico español que se conoce con el nombre de "Arbitrismo").



















Otro de los servicios importantes hechos por España a Europa fue la que llamamos "Reforma Católica Española", adelantándose a Lutero y estableciendo una doctrina muy diferente a la del servo arbitrio.









Pues se defendía desde España que el ser humano no es simple individuo de una especie, sino persona en quien concurren especialmente dos dimensiones: el libre arbitrio, que es lo que convierte la libertad en responsabilidad y no simple independencia, y la capacidad racional que alcanza incluso al conocimiento especulativo.









Entre los más ilustres de estos pensadores figuraba el anteriormente citado padre Francisco de Vitoria, quien con sus propias criticas a la política española en el nuevo mundo, sentó las bases a la teoría del Derecho Internacional moderno.

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