11 may 2010

Etnicidades

Cuando los norteamericanos, y otros pueblos multiétnicos coloniales, observan a la vieja Europa, tienen tendencia a vernos como un cúmulo de tribus; en realidad nos ven un poco como veían a las tribus de indios que poblaban el territorio actualmente ocupado por ellos.


















La consecuencia de esto es que siempre acaban dando pábulo a cualquier movimiento nacionalista que surja; este sentimiento viene muy bien a las élites imperiales pues posibilita la supervivencia de grupos políticos minoritarios, y muchas veces demenciales, que debilitan a los Estados europeos.

































Con España es siempre así, aunque nuestros movimientos nacionalistas sean tan débiles que no hayan podido llevar sus propósitos a la victoria, a pesar de la dificultosa historia de España, siempre se benefician de la buena conciencia y el qué dirán de esos progres yankees.





















Sin embargo, hace unos días estuve de visita en el valle de Baztán, y parecía de cuento, casi un parque temático con actores sacados de calendarios de Lan Kide.










A pesar de esta multiplicidad de culturas que se trenzan en la abigarrada Europa, aquí el estadio tribal desapareció hace tiempo, incluso antes de la llegada de los romanos; pero ahí están esos pequeños pueblos.











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