1 mar 2011

Un país viejo

Nuestro país se encuentra dentro de la Península Ibérica, que a su vez está situada en el sudoeste de Europa, está rodeada por el mar Mediterráneo y el océano Atlántico y unida al resto del continente europeo por el nordeste. Su nombre proviene del río Iber que se suele entender como el río Ebro; sin embargo, los cronistas hablan de un río íbero en el sur, en Huelva.







Es una tierra que separa África del resto del continente europeo; y el estrecho marino que separa la península del continente africano se denomina, hoy en día, estrecho de Gibraltar.





















Desde el punto de vista geológico es un territorio viejo, oprimido por las placas tectónicas asiáticoeuropea y africana, no es muy activo actualmente, y tanto los Pirineos como el resto de las cordilleras decrecen por la erosión.









Desde el punto de vista de la naturaleza no tiene sentido real hablar de vejez o juventud, en geología, pues las condiciones pueden variar repentinamente y la actividad existe, pero para entendernos hablaremos de Iberia como un país de naturaleza domada.
























Desde el punto de vista climático es un solar que lo ha visto todo; ha sido de clima nórdico, selva tropical, sabana, desierto y varias veces ha tenido el clima actual según el vaivén de las glaciaciones, con la fauna y la flora propia de esos climas.








Como el hombre, y antes los diferentes homínidos, surge en África, España es uno de los territorios más prontamente poblados, de manera que las poblaciones han llegado a ella tanto desde África, atravesando el estrecho, como desde Europa.























Las vicisitudes del solar ibérico se suceden en el tiempo, siendo que la Historia de sus pueblos es conocida desde hace muchos siglos y el mismo Estado español actual es uno de los más antiguos de Europa. En definitiva es un país de apariencia domeñada y un poco de vuelta de todo.






















Y así, nos comportamos como esos personajes de "La Hoguera de las Vanidades", que andan pensando que los viejos y los mayores son otros, para descubrir que nosotros somos ahora las personas mayores y los responsables.








Desgraciadamente al toro rebelde español se le han desmochado las astas, y ahora tragamos con lo que sea; nuestro santo y seña es: Virgencita, Virgencita que me quede como estoy, y mientras tanto, como en un eterno movimiento, la invasión lenta viene de Asia y de África.

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