5 dic 2011

Pamplona

He leído, últimamente, el libro de Miguel Sánchez Ostiz "La Nave de Baco"; los libros de este escritor, independientemente de su adscripción política, siempre giran alrededor de la ciudad de Pamplona que es, para bien o para mal, mi lugar de nacimiento. De Sánchez Ostiz había leído antes un libro de juventud "El Pasaje de la Luna" y una biografía de Pío Baroja que me gustó.





















En el libro se narra una delirante y disparatada historia sobre un posible hijo del pintor Gustavo de Maeztu, en la época de la Guerra Civil o en la inmediatamente posterior, con la investigación de su posible realidad; y esto hecho por encargo del hijo, que hasta ese momento lo había ignorado, pero parece que se ha enterado gracias a una revelación y quiere aclarar el asunto.


















Pamplona es una de las ciudades, como Zaragoza o Toledo, que fundaron los romanos en España. En el lugar donde nació no había nada, por carecer los naturales del país de conocimientos para trasladar agua al lugar; de haber existido una aldea vascona en la comarca, esta se hubiera situado junto al río Arga, en donde actualmente se encuentra el barrio de la Chantrea.

















La ciudad fue creciendo desde campamento romano a ciudad romana y luego a ciudad goda, sede episcopal, fortaleza islámica hasta llegar a la Edad Media. En la reconquista, los cristianos del norte de Navarra iniciaron su asedio para convertirla en capital del reino de Pamplona primero y luego de Navarra.


















Entre los acontecimientos destacados aparecen, en el siglo XIV, las llamadas guerras de los burgos que enfrentaron a unos barrios contra otros, los barrios de origen navarro con los de origen franco; los francos se habían trasladado al norte de España a realizar tareas y servicios en el camino de Santiago.


















En época de Felipe II, se construyó la ciudadela de una Pamplona fundamental en la estrategia de España frente a Francia, esta fortaleza es muy parecida a la de Jaca construida por la misma razón.



















En la etapa, mucho más próxima, de las guerras carlistas, Pamplona tenía unos 40.000 habitantes, bastantes más que San Sebastián o Bilbao. Luego, perdió el tren de la industrialización para recuperarlo más tarde y, ahora, es una ciudad que aglutina un núcleo con poblaciones periféricas de unos 200.000 habitantes.


















Sánchez Ostiz sueña con una Pamplona que evidentemente sólo está en su imaginación; en su novela aparece el barrio de Biargieta, un barrio mítico de prostitutas negras que hablan vascuence, de fumaderos de opio y cafés cantante, un mundo de nacionalistas vascos tolerantes, de cuadrillas de trabucaires españolistas y de escuadras de falangistas, que extrañamente se prolonga hasta ahora.



















Profesa, Sánchez, un "odio" visceral a la antigua alcaldesa de Pamplona Yolanda Barcina y de paso a todo lo que ella haga y a quien se le ocurra homenajear.







"Ese de Biargieta es mi barrio favorito. Ando buscando en él una casa a donde mudarme para lo que me quede vida. Me he acordado de él estos días que he visitado a Antton Basurde, un viejo amigo de la infancia, viajero varado y comerciante de viejorrerías en la calle de San Prudencio o de los Peregrinos. Y es que ese pequeño barrio tiene abiertos hasta muy tarde en la noche, en las del otoño-invierno sobre todo, algunos comercios cuyas vitrinas la iluminan a trechos".










Tiene Sánchez la manía literaria de recrear un barrio de Pamplona inexistente en el que aparece la historia como debió ser y no como fue; tiene la idea de que hay un hilo de Ariadna que une a todos los navarros perdedores de las diversas guerras civiles; se identifica, más o menos, con un tío suyo separatista navarro y olvida su familia carlista y a los mismos carlistas tan responsables de la represión en la época de la Guerra.
























En su blog (http://vivirdebuenagana.blogspot.com/), coloca en analogía una foto de Camps junto con el "Bigotes" y la compara con otra foto en la que aparecen Franco y Millán Astray con la idea de crear un vínculo entre la derecha actual y el peor franquismo.










La verdad es que no sé que le paso en ABC para haber desarrollado estas fobias y estos hábitos. Quizá tenga que ver con su trabajo en el Diario de Noticias.

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