11 ene 2012

Medidas de gracia

Hace pocos días se celebró una manifestación de la nueva marca de Batasuna que, agrupando a otros partidos y bajo la promesa de no atentar, ha conseguido un resultado importante en las elecciones municipales y luego en las nacionales.



















El objetivo de la convocatoria era pedir un reagrupamiento de los presos etarras en cárceles del País Vasco; paralelamente hemos sabido de las consignas enviadas por la banda al colectivo de presos en el sentido de no mostrar arrepentimiento, insultar a las víctimas y decir que la única victima es Euskadi.



















Ante tal desfachatez es necesario hacer algunas apreciaciones: el País Vasco no es un territorio ocupado por España, basta ver la trayectoria histórica vasca para comprender hasta que punto los vascos aceptaban su integración en el Estado español. La Reina Isabel II decidió veranear e ir a tomar los baños a San Sebastián porque no encontró otro lugar más seguro, la percepción de los vascos en España era la de gente fiable e incluso los ultramontanos carlistas se sentían más españoles que nadie.









El inventor del nacionalismo vasco Sabino Arana hablaba en su obra de "despertar" a los vascos al nacionalismo, señal de que en ellos era extraño. Los condicionamientos morales para aceptar la lucha guerrillera en defensa de una política son, tanto para el cristianismo como para la escuela de Frankfurt (Habermas), claros y transparentes; estar sometidos a una opresión tal y a una persecución que obligue a tomar las armas en defensa propia, y eso teniendo en cuenta que en ningún caso el terrorismo está legitimado ni siquiera en las guerras justas.




















Las condiciones de la España de 1968 no eran las que podían propiciar la legitimación de la lucha armada; repito que el terrorismo no está legitimado nunca.










Cuando en la década de los cincuenta el PCE abandona la lucha armada, documenta este hecho con una declaración en el sentido de que entonces ya era posible luchar políticamente frente al régimen. Ex etarras entregados a la lucha contra ETA (Mario Onaindía y Teo Uriarte) han reconocido la ilegitimidad de la lucha armada (el terrorismo) también en la época franquista.





















Cuando se produce la transición y llegamos a la democracia, las posibilidades de lucha política se multiplican ad infinitum; sin embargo, ETA sigue matando, robando, atentando y extorsionando en mayor cantidad (mucho mayor) que en el anterior régimen. La democracia pues no le debía absolutamente nada a ETA, pero decide, a mi parecer de manera injusta, ser magnánima con ella.










A partir de la transición, ha habido dos amnistías y cuatro indultos para los presos de ETA; el primer indulto se produce a la muerte de Franco y a la toma de posesión de Juan Carlos a título de Rey, la primera amnistía se produce antes de las elecciones de 1977 y es por imposición del PSOE, llega a todos los presos menos unos cuantos reos de delitos de sangre, con estos últimos se llega a la solución del extrañamiento en Suecia; nadie queda en las cárceles y en julio ya están los extrañados paseándose por España.










La siguiente amnistía se produce en 1978 cuando se aprueba la CE; nadie queda en las cárceles. El siguiente indulto se produce en 1982 cuando Felipe González lleva a término el pacto de Rosón, ministro de interior de UCD, con los séptimos de ETA pm.










La dispersión para evitar el fortalecimiento del llamado frente de makos se produce bajo el mando de Enrique Mújica como ministro de justicia y es perfectamente legal (acordaos de Papillón). El siguiente indulto acontece durante las conversaciones de Lizarra en 1998 con un relativo acercamiento de presos, no queda nadie en Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla; produciéndose excarcelaciones de etarras enfermos por razones humanitarias.









El siguiente indulto se produce durante las conversaciones de Zapatero en 2005 con excarcelaciones humanitarias y nuevos acercamientos de presos.




















A pesar del brutal atentado de la T4, se sigue negociando y ahora sabemos que quien se puso fuerte frente a ETA fue Juan José Imaz presidente del PNV.









Patxi López ha pedido a Rajoy medidas respecto a los presos y ha sido contestado por Nicolás Redondo Terreros para denunciar lo inconveniente de la intervención.








Zapatero ha pedido hablar con el Ministro del interior.
¿Para qué?

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