29 dic 2012

Wright Mills y Leibniz









Hace unos años Noam Chomsky publicó un libro cuyo título, "Armas Silenciosas para Guerras Tranquilas", da una idea del inquietante contenido de sus páginas. El mundo de poderes claros y definidos iba a dar paso a un mundo de poderes secretos, de intereses estancos que funcionan como mónadas simultáneas hasta que chocan. En realidad la claridad en las posiciones de la guerra fría había sido más aparente que real pero servía para tranquilizarnos, daba una impresión de estabilidad, ahora no tenemos ese consuelo. La revelación de las consecuencias de este mundo nuevo está a la vista de todos, no conocemos la ecuación pero vemos el resultado, no conocemos la guerra pero vemos las consecuencias. 






 






Una sociedad fragmentada y en ebullición, en este momento aderezada con la crisis económica. Una realidad ciberpunk de familias desestructuradas, de excluidos. Un mundo que no permite organizar una vida estable. Los poderes y los grupos de interés no coinciden con las fronteras políticas ni siquiera con las siglas de las multinacionales. Un mundo que no permite la paz de las conciencias. Así por ejemplo la inmigración, en el pasado quien tomaba la decisión de emigrar sabía que difícilmente podría regresar, se iba para poblar un lejano y vacío territorio, la inmigración hoy en día permite volver todos los años de vacaciones o por otras causas; la gente emigra a plazo y lo que hay es una corriente humana en constante movimiento.






 






Los ghettos permanecen porque la absorción es imposible. Entre dos países como Francia y los USA puede darse el caso de que dos grupos de poder de ambos países sean aliados en Europa y otros dos sean enemigos en África. Durante la guerra fría,  e incluso ahora, hay grupos en USA que ven favorablemente la UE y el euro, pero otros querrían que el euro fracasase porque supone competencia para el dólar. 






 






Los grupos de poder se constituyen como agrupaciones nepotistas de interés pero van más allá; están compuestos por personas relevantes, quieren el control y tienen objetivos políticos. Es un gigantesco río revuelto muy estimulante a pesar del tremendo dolor de cabeza que produce y es que nosotros no somos los pescadores sino los peces.

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